Científicos revelan todos los detalles sobre 3I/ATLAS, el objeto interestelar que atraviesa nuestro sistema solar, generando gran expectativa internacional. Descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio del Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS) en Chile, este cometa representa el tercero jamás observado que proviene de fuera del sistema solar[3][5]. Con una trayectoria hiperbólica, 3I/ATLAS no está ligado gravitacionalmente al Sol, lo que indica que se trata de un visitante fugaz que cruzará el sistema solar sin quedarse[3][5].
El cometa alcanzará su punto más cercano al Sol el próximo 30 de octubre de 2025, situándose a 1,4 unidades astronómicas (unos 210 millones de kilómetros), dentro de la órbita de Marte, y nunca se acercará a menos de 1,8 unidades astronómicas (270 millones de kilómetros) de la Tierra, por lo que no representa ningún riesgo para nuestro planeta, según la NASA[3][5].
La comunidad científica se ha mostrado apasionada y algo dividida en torno a la naturaleza de 3I/ATLAS. La mayoría avala la teoría de que es un cometa interestelar natural, dado que no presenta actividad cometaria típica como la emisión de gases o polvo, una característica llamativa para un objeto de este tipo[4][5]. Esto ha abierto la puerta a hipótesis más especulativas y audaces. Avi Loeb, prominente astrofísico y defensor de la búsqueda de inteligencia extraterrestre, plantea la posibilidad de que 3I/ATLAS sea una sonda tecnológica enviada por una civilización extraterrestre avanzada. Señala que su trayectoria inusualmente precisa, casi alineada con el plano del sistema solar, y su aproximación ajustada a planetas como Venus, Marte y Júpiter podrían indicar maniobras inteligentes y propulsión avanzada[2][4].
Además, Loeb destaca que durante su máxima aproximación al Sol, el cometa estará oculto a la vista desde la Tierra, permitiendo que potenciales maniobras pasen desapercibidas. Él sugiere que el objeto podría modificar su órbita de forma deliberada, liberar sondas o incluso detenerse en órbita alrededor de cuerpos planetarios, aunque reconoce que lo más probable es que sea un objeto natural. Su llamada es que la ciencia debe estar abierta a investigar todas las posibilidades para no perder señales valiosas sobre vida inteligente fuera de nuestro mundo[2][4].
En un esfuerzo sin precedentes, la nave espacial Juno, que orbita Júpiter, podría ser desviada para interceptar a 3I/ATLAS y estudiar su composición mediante varios instrumentos avanzados: espectrómetros, magnetómetros, cámaras y sensores de partículas entre otros. Este acercamiento permitiría analizar el objeto a corta distancia, buscando pistas clave sobre su naturaleza con tecnología de última generación[1].
Con el aumento de la capacidad de observación gracias a proyectos como el observatorio Vera C. Rubin, se espera que en la próxima década sean descubiertos hasta 50 objetos interestelares más. Cada uno de ellos supone una oportunidad única de descubrir posibles tecnologías avanzadas o entender mejor la historia del cosmos[2].
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